Y llegamos a Notre Dame.
Después de hacer la cola correspondiente entramos a la catedral.
Sus magníficas vidrieras nos dan la bienvenida.
La luz penetra a través del rosetón e ilumina la estancia.
Unas curiosas maquetas nos muestran el ajetreo de la obra.
Los artesanos medievales desarrollando su trabajo.
Poleas para subir las grandes piedras que encajan a la perfección en los arcos que vemos por encima de nuestras cabezas.
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